Cómo echo de menos tu presencia
tu voz llevo grabada con el hierro del pasado
el fuego de hermano me dejo marcado como una res
cada segundo, cada minuto
mi boca intenta decir tu nombre
mudo en el deseo de verte
mudo en mi imaginación.
Tu risa enloquece en mis oídos
tu habla forma el silencio que no deseo
tu presencia es una quimera en un oscuro horizonte.
Te fuiste de mi lado una mañana de primavera
difuminándote como el humo de una hoguera
dejaste el rescoldo de tu cariño
calentando nuestros corazones
dejándolos fríos sin remedio con tu último suspiro
abriendo los ojos de lagrimas
mojando uno a uno cada recuerdo
inundando de dolor mi vida
aquella que será menos cierta
cuando mis sentidos no te encuentran cerca de mi.
Ahora eres pasto de la tierra
alimento del árbol cercano de sombra inoportuna
rodeado de todos aquellos que fueron,
soledad de tu cuerpo inerte
que descansara en nuestro próximo lecho
espera del momento
donde nuestras miradas se volverán a cruzar
y tus labios pronunciaran de nuevo mi nombre
aquel que gritabas en las noches de auxilio
mi presencia era el consuelo.
Cómo echo de menos
cómo me acuerdo de ti cada amanecer
tú
alegría de todos
tú,
tristeza de aquel fatídico instante.