viernes, 3 de junio de 2011

Las estrellas iluminan



Las estrellas iluminan mi alma mitigada

sin espíritu de  luz en la  oscuridad misionera

pasos de ciego errante  doy en vacío,

camino del destino sin  paz en mis recuerdos

donde la hilera del tiempo hizo divisa

marcando sin piedad mi corazón angustiado,

pensamientos de la realidad quimera

del sueño que quisiera pero no poseo,

busco en los bolsillos de mi cabeza

agotando  la paciencia de mi ser angustiado

analizando la  posición de querer  verla sentada en esta orilla

del mundo de realidades que no entretienen

profundizando en mi pena de lagrimas por su ausencia

incapaz de ver mi sueño dorado

incapaz de no tener  su voz en mi presencia.

Marcho con la maleta del destino

aún lugar con pase de ida

incomunicada  de carne compartida

llorando tu ausencia durante este día

suma de almanaques sin termino concreto

infinita obsesión donde apago mi vida.

Las estrellas insisten en iluminar mi alma

pero yo sigo siendo fiel  amigo

de este amanecer tan bruno.



6 comentarios:

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

....lugar con pase de ida.

sin retorno.

Igual no es necesario ningún pase...a cada instante estamos donde tenemos que estar,somos quienes tenemos que ser. Pero solo digo igual... porque creo que si tenemos algún billete ese es de ida y vuelta.

Me ha gustado.

Besos y amor
je

je= sonrisa

Mercedes Ridocci dijo...

¡Que ausencia tan dolorosa!
El duelo se hace inevitable, a pesar de que:

"Las estrellas insisten en iluminar mi alma

pero yo sigo siendo fiel amigo

de este amanecer tan bruno."

Resalto esos versos finales.

Un abrazo
Mercedes

María dijo...

Cuánto dolor hay en tu poema, Santiago.
"Infinita obsesión donde apago mi día..."
Hermosísimo y tristísimo poema plagado de adioses y lágrimas.
Que el corazón se recompnga, que el alma se serene y la maravilla de la posía siga pariendo en hermosura sin par.
Un beso.

STARLIGHT dijo...

Bonito poema Santiago, seguramente dedicado a una persona muy cercana, que ha partido, refleja el dolor que llevas, pero con gran sentimiento, saludos Amigo

FRANK RUFFINO dijo...

Poeta Santiago amigo: fui al blog "La ratonera" de mi amigo poeta Melvyn Aguilar. Te pego aquí también el comentario que dejé al pie de tus dos buenos poemas que te publica él:

Estimadísimo poeta Melvyn "el ratón" Aguilar:

Dos bellas pìezas poéticas de este amigo poeta que es Santiago Medina. Estuve en Gandía con 25 años y quedé enamorado de ese mar y esa pequeña ciudad valenciana, donde vivía mi tío Filadelfo, quien murió hace varios años.

El segundo poema es muy intenso, realmente Santiago lo escribió "sangrándose" el alma, el prístino y profundo amor de un padre por su hija.

Te cuento esto (también he compartido esta pequeña anécdota en mi blog): así, ensopadito en alcohol, en una pura llamita, fui ahorita donde mi barbero de infancia y de toda la vida a desyerbar el alma mía, estuvo cortando y cortando largas plantas oscuras, carnívoras y venenosas. Mientras hacía esto me habló de cuando tenía una propiedad por el río Santa Rosa, aquí en Tilarán (mi “Náralit”), un lote que le había vendido el bueno y pujante don Domingo Flaqué Montull, catalán fundador del Tilarán moderno para quien mi padre trabajó por muchos años administrando su hacienda y el servicio eléctrico y de agua para el pueblo. Pues un día, relata él, estando en esa propiedad adquirida, cerca de la quebrada, escuchó limpiamente el sonido de una ocarina, diáfana, celestial! Regresó a su casa y le contó esa visión sónica a Élida, que así se llamaba su esposa, ella le recomendó cavar exactamente donde había apreciado la melodía ancestral. Eso hizo y a medio metro de profundidad encontró una tinaja, dentro de ésta otra, al abrirla estaba el bello instrumento musical como acabadito de hacer con su esmalte original y todo. Don Fernando Zúñiga, el peluquero que ya hace 85 años, asegura que cerca de las huacas o estos sitios arqueológicos moran los espíritus de los indios. Mientras don Fernando atendía a alguien afuera, pues vende yerbas medicinales, abusé de su confianza: puse la ocarina en mis labios y con fe la soplé quedamente y comencé a escuchar el ancestral sonido, mi cuerpo se estremeció y la silla de barbero empezó a moverse por sí sola hasta girar 360 grados, dejé te soplar y quedé otra vez en la posición anterior, exactamente cuando el viejo peluquero y agricultor entraba a terminar el corte. Amigo: el espíritu del indio estuvo conmigo. Han dicho siempre que viajar es un placer, abordar un avión y volar a nuevos rumbos, conocer sitios y gentes especiales. Te digo: esta tarde he viajado en la música de la ocarina.

Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,

Frank Ruffino.

Noris Roberts dijo...

Santiago, bellas letras

Sufres en silencio, callas, por que amas
como aman los hombres solitarios, sin palabras, entregado con el alma.